Resulta que esto ya lo sentía desde hace mucho tiempo, lo supe toda mi vida y en cada esquina podía recordarlo, sin embargo, nunca le había prestado la atención que se debe. El hecho de que seamos un país altamente avanzado en cuanto a astronomía y astrofísica no es una novedad... Está en nuestras venas. Siglos atrás, cuando américa aún era morena y los europeos jugaban a los soldaditos, México contaba con grandes profecías, increíbles ritos y extraordinarias costumbres, todas ellas basadas en una cultura firmemente fiel a los astros y sus movimientos. El Pueblo Mexicano conocía las estrellas mejor que ninguno otro...
Desde la antigua y enegmática Chinchén Itzá hasta los imponentes muros de Teotihuacan, las estrellas aparecen en cada una de las culturas mesoamericanas. La cosmovisión del México prehispánico ha estado por mucho muy adelante de la del mundo moderno. Desde la invasión del viejo mundo, hemos sido enajenados y privados de nuestro patrimonio astronómico, no obstante, siglos más tarde de nuestra "evangelización", hemos venido a percatarnos que científicos importantes han dedicado toda su vida a descubrir lo que nosotros ya sabíamos desde un inicio. El espacio y la masa juntos como un ente variable, la materia compuesta casi en su totalidad por vacío, el ser definido como potencialidad... Todos estos descubrimientos sólo han permitido a la humanidad comprender un poco de la cosmovisión que ya teníamos antes de que el hombre si quiera haya pensado en la posibilidad de dejar la tierra y surcar los vientos.
Calendarios, edificios, pinturas y rituales son algunas de las pruebas que hacen evidente la naturaleza astronómica de los pueblos mesoamericanos. A través de las generaciones han surgido grandes astrónomos contemporáneos en nuestro país, astrónomos que sin duda alguna han contribuido al enriquecimiento científico de la astrofísica del mundo, y astrónomos que seguramente ya se han percatado de que estos avances astronómicos sólo nos sirven para comprender mejor la amplia y avanzada cosmovisión de nuestros antepasados.
Mexico ha sido, es y siempre será un país de astrónomos. Está en nuestra sangre, en nuestra cultura y en nuestro ser. ¿Gracias a quiénes? Gracias a nosotros.
Mexico ha sido, es y siempre será un país de astrónomos. Está en nuestra sangre, en nuestra cultura y en nuestro ser. ¿Gracias a quiénes? Gracias a nosotros.
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