Antes del siglo XX, el tiempo y el espacio eran dimensiones indiscutibles. Hoy en día ya no hay diferencia entre masa y energía, un objeto de diez metros mide también sólo uno, diez años pueden transcurrir en un intervalo de 5 minutos, cincuenta metros caben en siete y 100 kilos de plomo entran perfectamente en su bolsa del pantalón, descabellado pero cierto. Newton lo negaría. Pero Einstein diría: Depende de las circunstancias…
La física clásica consideraba la velocidad como un fenómeno absoluto. Un objeto se mueve a determinada velocidad y todos podemos percibirla de igual forma. Podemos probar la insuficiencia de esto con un poco de imaginación. Supongamos que un individuo se mueve en un vehículo mientras lanza una pelota hacia arriba y hacia abajo. El individuo percibe únicamente que la pelota se mueve de esta forma. Pero, para un observador en reposo fuera del vehículo, la pelota además de trasladarse verticalmente avanzará de forma horizontal a la misma velocidad del vehículo. (Giancoli, 2006)
A partir de esta suposición Einstein dedujo que las magnitudes físicas podrían ser percibidas de distinta forma. Y a este fenómeno lo bautizó con el nombre de “Teoría de la Relatividad”.
A partir de esta suposición Einstein dedujo que las magnitudes físicas podrían ser percibidas de distinta forma. Y a este fenómeno lo bautizó con el nombre de “Teoría de la Relatividad”.
La base esta teoría reside en que todos somos observadores, un par de ojos abiertos al mundo situados en marcos de referencia diferentes, por lo que los fenómenos físicos, como la velocidad, el tiempo, el espacio y el peso actúan de forma distinta para cada uno de nosotros, no obstante, el que estemos en marcos similares nos impide notarlo. Las consecuencias de que esto sea verdad son que hemos construido 2000 años de civilización sobre tierra falsa, de mentira.
La demostración de la relatividad del tiempo y el espacio se vuelve evidente en el momento en que consideramos como verdadera cierta afirmación un tanto descabellada: ¡Nada puede viajar más rápido que la luz! Si un día viaja en un tren a esta velocidad y comienza a correr dentro de él… Su velocidad no cambiará. Resulta inútil cuanto corra, no podrá ir más rápido. Aunque ridículo, hoy en día numerosos científicos han intentado acelerar partículas diminutas a velocidades increíblemente altas. Dada su pequeña cantidad de masa, es disparar una canica con un cañón. Los resultados sólo confirman lo pensado. Por más fuerza que se les aplique a estas partículas, ninguna alcanza a la luz. (French, 2002).
Einstein supuso que la luz viajando dentro de un vehículo transparente que corre casi a la velocidad máxima sería percibida de diferente forma para alguien dentro y fuera del vehículo. Luego planteó mediante ecuaciones matemáticas este fenómeno y dedujo algunos resultados (La deducción matemática queda pendiente para otra entrada):
Si viajamos en un vehículo a velocidades cercanas a la de la luz, el tiempo y el espacio tienen que dilatarse para permitirlo. Si una persona decide realizar un viaje a Júpiter de 100 años moviéndose a, digamos, el 99% de la velocidad de la luz, al llegar a su destino 100 años después solamente habrá envejecido 14. De manera análoga, el espacio y la masa tienden a contraerse para las personas fuera del vehículo. Un objeto de 10 metros observado desde fuera del móvil sólo medirá metro y medio y 100 kilos de plata serán 708. Disparatado pero correcto.
Después de llegar a estas conclusiones, el científico se percató de que mediante sus ecuaciones no sólo esto se relacionaba la masa y la energía, sino que resultaban ser la misma cosa. Los Estados Unidos Americanos consiguieron fabricar la bomba nuclear durante la segunda guerra mundial a partir de estas soluciones (arma que Einstein jamás consintió). Aunque siendo una invención nada terrible, la bomba nuclear aún es una prueba de gran valor para verificar la teoría de la relatividad.
Ahora que la física es relativa. Einstein no podía asegurar que una manzana cayendo significaba que realmente la manzana caía y no que el universo se desplazara hacia arriba. Además, ahora que la masa es energía, la teoría universal de la gravedad carece de todo sentido. Estas situaciones encontraron solución en la teoría general de la relatividad, donde no sólo el tiempo y el espacio son relativos, sino que son proporcionales. Y lo más importante, curvos. Si la luz, la expresión máxima de velocidad en la naturaleza, presenta una curvatura al desplazarse en un cuerpo en movimiento, el espacio tiempo no puede ser recto. Y es esta curvatura la que dice a la materia cómo moverse. Y a su vez, es la materia la que dicta al espacio tiempo cómo curvarse, en una excelente coreografía que se repite cada segundo de nuestras vidas y de la cual todos somos protagonistas. La conclusión: La gravedad no es una fuerza, es una trayectoria, es una curvatura.
Las repercusiones en la ciencia de este planteamiento han sido titánicas. Mientras los teóricos reconocen que las ecuaciones de Einstein explican muchos fenómenos que las de Newton no pueden, los empíricos no quieren aceptar una teoría tan lejana al campo experimental. De cualquier forma, el impacto en la ciencia de la relatividad ha sido gigantesco y sus contribuciones numerosas, sobre todo en la física teórica: Gracias a ella científicos como Stephen Hawking, John Wheeler y Alexander Friedmann han podido teorizar acerca de la naturaleza de la luz, el origen de los agujeros negros, colapsos de estrellas y muchos otros fenómenos espaciales: La distancia entre donde estamos parados y el origen del big bang jamás habría podido ser recorrida por la luz si el tiempo no se dilatara, la órbita de Mercurio resultaría incoherente sin el principio de la curvatura del espacio y la fuerza de atracción de los agujeros negros no tendría congruencia si la materia no generara esta curvatura.
Fuera de la física teórica, los principios de relatividad son utilizados en los sistemas satelitales y GPS, pues las variaciones del tiempo, el espacio y la velocidad en la tierra y fuera de ella pueden causar errores si no se toman en cuenta.
Si bien, la teoría de Einstein es difícil de imaginar dada su lejanía a lo evidente. Matemáticamente es correcta y representa una solución efectiva a todos los problemas de astrofísicos inexplicables por los medios clásicos. Si es cierta o no… Podría decirse que es relativo.
“Las proposiciones matemáticas, en cuanto tienen que ver con la realidad, no son ciertas; y en cuanto que son ciertas, no tienen nada que ver con la realidad”
- Albert Einstein
**Referencias**
(1) Torres-Silva H, de Assis, A Souza. Velocity and Gravitational Effects on Gps Satellites: an Outline of Early Prediction and Detection of Strong Earthquakes/efectos De Velocidad Y De GravitaciÓn En Gps Satelitales: Un Esquema Para La PredicciÓn Y DetecciÓn Temprana De Fuertes Terremotos. Ingeniare : Revista Chilena de Ingenieria 2010;18(3):286-286-294.
(2) Einstein y la revolución científica del siglo XX/Einstein and the Scientific Revolution of the 20th Century. Cuadernos de Historia Contemporánea 2005;27(0214-400):135-135-175.
(3) Isaacson W., W. (2009). Einstein, su vida y su universo (734). México: Debate, Random House Mondadori.
(4) Bodanis, D. (2005). Part 2: Acenstors of E=mc2. E=mc2, a biography of the World’s most famous equation. Estados Unidos Americanos: Walker.
(5) French, A.P. (2002). Relatividad especial (331)(Tomo 1). España: Reverté.
(6) Giancoli, D.C. (2006). Física. Principios con Aplicaciones (848)(6ta Ed.). México: Pearson Education.
(7) Hawking S. (1999), A Brief History of Relativity, Time Magazine U.S., December 31 , 1999. Vol. 154, No. 27.